Víctor Mideros A.

Víctor Mideros Almeida,  uno de los más grandes pintores ecuatorianos de todos los tiempos, nació en San Antonio de Ibarra, "la ciudad blanca" el 28 de Marzo de 1888. 
Víctor Mideros Almeida


Sus padres fueron el caballero Federico Mideros y su madre la señora Carmen Almeida. Federico Mideros era comerciante y agricultor, propietario de la hacienda "La Olimpia" y de una quinta llamada San Felipe de Ibarra.
Víctor Mideros Almeida es el mayor representante ecuatoriano de la pintura tradicional de motivos religiosos y espirituales, basados en la profunda espiritualidad de su familia, muy católica.


Sus primeros estudios
Sus primeros estudios los realiza en el Colegio "Teodora Gómez de la Torre" de Ibarra. Su padre, admirado por su facilidad para el dibujo, lo lleva al taller de los hermanos Reyes, afamados talladores de madera y escultores, que eran amigos personales de don Federico Mideros.
También le pide al artista de la pintura ibarreña Rafael Troya que lo introduzca a los secretos de la acuarela y el óleo, donde el joven Víctor Mideros sorprende a su maestro por su talento natural.


Sus estudios universitarios
Graduado de Bachiller, en 1906 viaja a Quito para estudiar la carrera de Medicina en la Universidad Central. Tras siete años de estudios se gradúa como médico.
Pero paralelamente a sus estudios de Medicina, una de sus compañeras, Milagros Crespo, impresionada con la calidad de los dibujos de Víctor Mideros, lo lleva ante el profesor Víctor Puig, de la Escuela de Bellas Artes, que estudia simultáneamente a su carrera de Medicina.



Sus primeros éxitos en el arte de la pintura
En 1915 obtiene la "Medalla de Oro" en la exposición nacional de arte, realizada en Quito.
En 1917 gana el primero de sus siete premios en el concurso "Mariano Aguilera", recién instituido ese año.
En 1918, recibe el encargo de una obra que sería determinante en su futuro: el Presidente de ese entonces, Doctor Alfredo Baquerizo Moreno le encarga realizar el retrato de su hija mayor. 
El Presidente Baquerizo Moreno queda tan complacido con el cuadro, que en agradecimiento nombra a Víctor Mideros, durante un año, como agregado cultural de la embajada ecuatoriana en Roma, para que amplíe sus conocimientos artísticos en la misma cuna del arte.












1919: El año del estilo costumbrista
En 1919 retorna al país y retoma sus estudios tanto de Medicina como en la Escuela de Bellas Artes.


Los Salasacas


En este año se dedica a la pintura costumbrista y plasma obras donde destaca su espectacular manejo de la luz como "Yavarí", "Los Mayas", "Los Salasacas", "Los Zambizas", pinta a la naturaleza captando la luz del "Volcán Cotopaxi", pinta hermosos cuadros con el paisaje de Ibarra y de Quito, con su muy especial visión de la luminosidad radiante en el color.


Inti-Raimi


Otras obras de este año son "El Inca Vencido", "Las Vírgenes del Sol", "Las amasadoras", "Costumbres" y "Tríptico del tributo de la raza".

Retorno a Roma
En 1920 retorna a Roma donde permanece dos años. En esos dos años perfecciona su arte estudiando en prestigiosas academias de arte de Inglaterra, Italia y España.
Aprendió de maestros de la pintura internacional como Manuel Benedito y Arístides Sartorio.
Víctor Mideros profundiza en el arte clásico. Se impresiona con el simbolismo espiritualista de autores europeos y adopta esta escuela artística en una gran parte de su trabajo posterior.
Visitó Francia y España, donde fue aceptado como miembro del Círculo Internacional de Artistas y de la Academia de Bellas Artes San Fernando de Madrid.
Los críticos españoles atribuían la gran calidad del dibujo de la figura humana a sus conocimientos de Anatomía adquiridos en su carrera de Medicina.

Su vida en New York
En 1921, junto a su hermano Luis, van a residir a Nueva York, donde vivieron durante cuatro años.
A los dos meses en la gran manzana, Víctor Mideros presenta una notable exposición de sus cuadros en plena Quinta Avenida de Nueva York, con un inmenso éxito.


El Rey del Siglo Futuro



A raíz de su exposición, fue contratado para decorar el templo de St. Joseph Serfic College de New York.
El trabajo demoró casi dos años y, según la crítica de arte newyorkina, la más exigente del mundo, el fresco (pintura sobre pared) que representa a san Antonio predicando a las avecillas es de una notable hermosura.

Ambos hermanos, Víctor y Luis Mideros, tuvieron un éxito artístico notable, pero empezaron a ser hostigados por el Ku Klux Klan, la organización racista norteamericana que les exigía nacionalizarse como ciudadanos estadounidenses y esa persecución empezó a ser cada vez más agresiva y amenazante, por lo cual Víctor Mideros decidió regresar al Ecuador, en cambio su hermano Luis decidió permanecer en la "gran manzana" unos meses más para concluir algunos trabajos.
Luis Mideros sufrió un atentado, con secuestro incluido en Nueva York, pero logró escapar ileso y llegó a Guayaquil en un barco, en un estado de conmoción mental que el mismo no sabía que había pasado.
Víctor se emocionó de recibir a su hermano Luis, y pintó un cuadro "Su reino no es de este mundo" que donó al Convento San Francisco de Quito en agradecimiento a Dios.


De vuelta en Quito
Al retornar a Quito es nombrado por el gobierno de la época Director del Museo Nacional de Arte.
Simultáneamente trabaja como profesor de Dibujo, Pintura, Historia del Arte y Anatomía artística en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Entre las principales muestras de su portentoso arte se encuentran los seis enormes lienzos que decoran la capilla del mausoleo del Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, con una temática histórica sobre la independencia del Ecuador.
El decorado del Locutorio y la portería del Carmen Alto son obras suyas; el templo de la Merced de Quito y su presbiterio conservan sus trabajos, en especial los Siete Misterios de la Madre y también son de su autoría las veinte hermosas pinturas que adornan las columnas de la iglesia.



Los retratos de los 7 Arcángeles
En 1924 vuelve a ganar el concurso artístico "Mariano Aguilera" con el óleo "Espejo de Justicia", que se encuentra en el Centro Católico Universitario de los padres Jesuitas.
La casa de María Augusta Urrutia estaba decorada con
las obras de Víctor Mideros


Alrededor de 1930 pinta los retratos de los siete arcángeles para su amiga y benefactora María Augusta Urrutia, viuda de Eguiguren y Escudero. En ellos el color parece iluminar los cuadros e irradiarse hacia el observador que admira estas obras.
El Arcángel Gabriel


María Augusta Urrutia colocó estos cuadros en su alcoba, donde estuvieron hasta su muerte. Actualmente esta residencia se convirtió en casa-museo donde pueden ser admiradas estas obras.

El Arcangel Remiel







Opiniones sobre el arte de Víctor Mideros
A partir de 1930, Víctor Mideros alcanza una gran dimensión como artista de renombre internacional.
El mismo Presidente Doctor José María Velasco Ibarra, un hombre de gran cultura y conocedor del arte, lo elogia en varios de sus discursos. 
En 1932, se publica un libro dedicado a su arte: "Víctor Mideros" por José Rumazo González, donde se destaca toda la obra de Víctor Mideros hasta esa fecha, alrededor de 150 pinturas. 
Elizabeth Delbruck, prestigiosa crítica de arte opina en 1932 sobre Víctor Mideros: "Mideros es en este momento el pintor más poderoso de la América del Sur". 
La obra Huasipungo, de Jorge Icaza, publicada en 1934, la más destacada novela de crítica social a la explotación del indígena, menciona a Víctor Mideros y destaca su calidad artística.
El intelectual ecuatoriano Benjamín Carrión (1897-1979) también destaca el valor de la obra artística de Víctor Mideros Almeida y manifiesta su respeto a su temática.


Salomé recibe la cabeza de Juan Bautista

Víctor Mideros ganó durante siete años el prestigioso concurso de arte "Mariano Aguilera" en 1917, 1924, 1927, 1928, 1930, 1931 y 1932. 

Su vida familiar
En 1924 contrajo matrimonio con Rosa Navarrete Torres, con quien tuvo una vida feliz.
Procrearon cuatro hijos: Boanerges (+), quien también llegó a ser un destacado pintor, con su propio estilo muy original, combinando el óleo con elementos de escultura metálica en sus cuadros. Llegó a ser Director de Arte del "Pacto Andino"; Raúl fue un arquitecto, empresario, dueño de una fábrica de muebles de madera donde los tallados eran su arte, funda el Centro Taller de Diseño Mideros que produce, entre otras obras, los videos que se muestran en este blog; las dos hijas menores Emma y Marianita Mideros, religiosas Marianitas que residen en Miami y San Juan de Puerto Rico, respectivamente.


Su gira artística por Colombia
Los presidentes colombianos Alfonso López y su sucesor Eduardo Santos, grandes admiradores de la obra de Mideros le auspician y financian en 1940 una gira de arte que incluía exposiciones en diez ciudades colombianas.
Víctor Mideros llevó a Colombia 85 óleos, que fueron vendidos en su totalidad en el hermano país del Norte.
El escritor y crítico de arte colombiano Luis Llanos escribió:

"Mideros se presenta como un consumado dominador del dibujo y controlador absoluto de las formas, de los planos, de los volúmenes y de las perspectivas, los preceptos clásicos han servido como elemento de perfección, más no como yugos al que debería someterse el artista. Llama así extraordinariamente la atención esta manera muy mideriana de deformar intencionalmente, para con ello alcanzar la cabal expresión. Es el maestro de las deformaciones porque éstas se fundamentan en el simbolismo, y su simbolismo se basa en su concepción profunda y trascendente."

En 1943 el Presidente Eduardo Santos le otorgó, al final de la gira, la Gran Cruz de Boyacá, una de las condecoraciones más importantes que otorga el gobierno colombiano.
Padre Nuestro, Museo Nacional de Popayán, Colombia


Otras exposiciones internacionales
Invitado por organizaciones artísticas y culturales, realizó, entre 1945 y 1950, exposiciones en Lima, Santiago de Chile y Nueva York, donde logró una de sus más exitosas exposiciones.

Posteriormente, su gran producción artística es expuesta en Francia, Italia, España, Suiza y Austria, en Europa; en Israel, en Estados Unidos, México, Venezuela, Colombia y Argentina.



Condecoraciones


  • Condecoración Nacional al Mérito otorgada por el gobierno del Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río y entregada en ceremonia especial en la inauguración del ahora Instituto “Daniel Reyes” de San Antonio de Ibarra.
  • Condecoración de “La Cruz de Boyacá” concedida por el gobierno colombiano en reconocimiento de la gran obra artística realizada por Víctor Mideros.
  • Insignia Honorífica De las Palmas, conferida por el gobierno francés en honor del artista.
  • Nombrado miembro de la Real Academia de San Fernando de Madrid.
  • Miembro del Círculo de Artistas del Adriático.

Los cuadros apocalípticos
A partir de 1950, Víctor Mideros, era creyente de la corriente religiosa del milenarismo, que establece, al final de los tiempos, un reinado de Jesús de 1000 años en la Tierra. Es así que enfoca su obra en las imágenes del Apocalipsis.







Quizás su pensamiento artístico fue influido por el libro "Visiones del Apocalipsis" del padre Athon Bileham, quien le pidió que creara 40 obras sobre el Apocalipsis para incluirlas en el libro de 676 páginas, donde 42 páginas incluyen las imágenes de los óleos de Víctor Mideros.



Sus últimos años
En 1960 empezó a sufrir dolencias cardíacas, por lo cual prácticamente se retiró del arte. Vivió sus últimos años en su amplia casa en la calle Portoviejo y Avenida 10 de Agosto, en el centro de Quito, frente al parque "El Ejido".
Falleció el 9 de Octubre de 1967, en su casa, mientras pintaba su obra póstuma, que quedó inconclusa "Maran atha". Esta obra se encuentra actualmente en la casa de retiros de los padres jesuitas en Machachi.


Mi recuerdo personal
Cuando tenía nueve años de edad fuimos de vacaciones a Quito con mi madre y mis hermanos Luis Alfredo y Juan Francisco.
Llegamos a la casa de mi tío Luis Mideros Almeida que vivía con la tía Lolita, en una casa llena de sus esculturas ubicada en la calle Portoviejo y la Avenida 10 de Agosto, en el sector del parque "El Ejido".
Nos contaron que la casa de tres pisos ubicada casi en la esquina de la Avenida 10 de Agosto era del tío Víctor, pero que estaba muy enfermo y no podíamos visitarlo hasta que mejorara.
Niños al fin, fuimos una mañana los tres hermanos y tocamos la puerta. Nos atendió una monjita, que no sabíamos que era prima y desde el primer piso nos preguntó que deseábamos.
Le dijimos que veníamos a visitar al tío Víctor. Nos dijo algo así que no se podía pero alguien la llamó de adentro, seguramente el tío Víctor y nos hicieron pasar a la amplia casa. 
Nos recibió el tío Víctor, alto pero estaba muy delgado, pero en todo momento lució una sonrisa y mi recuerdo es que mostró en todo momento una gran alegría de recibirnos.
Me recuerdo que me preguntó por su hermano Jorge, nuestro padre, y le contesté que él estaba en Puerto Bolívar y que estaba bien, y recuerdo que comentó: Jorge, que bueno que esté bien.
La visita duró unos diez o quince minutos, y es un buen recuerdo de la amabilidad de mi tío al recibirnos pese a su avanzada enfermedad.
A mediados del año siguiente, ya en Puerto Bolívar, recibimos con pesar la noticia de su muerte en Quito, que era difundida por las principales radios del país.